Aquí me siento a escribir luego de leer un artículo sobre un curso intensivo de Ashtanga yoga con Liz Clark que se realizó en Madrid . Una de las cosas que me hizo reflexionar fueron las palabras de una de las asistentes al seminario y profesora de yoga en Madrid. Lo primero que dijo fue que para ella lo más importante en la práctica de cualquier estilo de yoga es la comunicación y el disfrute; para ella, una clase de yoga trata de eso: la comunicación entre el profesor y el practicante y la comunicación entre el alumno, su propio cuerpo y la asana. Si no se establece ese flujo de información y emociones, el yoga perdería gran parte de su efectividad.
Una vez más pienso qué está yendo mal en mi clase de yoga. ¿Por qué no hay esa comunicación, ese disfrute? ¿Es el momento de buscar lo que realmente quiero: salir de mi clase con el espíritu alegre y la mente tranquila y dejarme de sentimentalismos? Creo que es hora de dar un paso adelante, evolucionar, porque siento que no lo estoy haciendo...para mí el yoga no se trata sólamente de posturas, es algo que va mucho más allá de eso y toda esa parte tan importante en la práctica se ha perdido y para mí es esencial y eso me dá mucha pena.
Este rollo es un círculo vicioso: no evoluciona y creo que ya es momento de que yo le ponga la palabra FIN y empiece una nueva etapa.
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